Esta chica bonita que toma el sol en la playa de Benidorm accedió a enseñarnos su casa y nos invitó a comer. Pero no comimos nada porque en seguida nos pusimos a hacer guarradas con ella y a toquetearla y todo eso: no habíamos podido olvidar lo fantásticos que eran sus pechos botando por la playa.
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